Recientemente lanzado al mercado global, el nuevo libro del autor y divulgador de historia, nuevamente ha dado de qué hablar. Como lector, he decidido dejar plasmadas algunas impresiones a partir de mis highlights de mi cuenta Goodreads.
El libro Nexus de Yuval Noah Harari, plantea una reflexión profunda sobre el nexo que la tecnología ha tejido entre nuestras actividades humanas en el siglo XXI. Harari parte de la premisa de que la información -esa materia prima invisible pero poderosa- ha pasado a convertirse en el recurso central de nuestra civilización. Sin embargo, detrás de esa “red inorgánica” que ahora conecta a la humanidad con algoritmos y máquinas, subyace una trama de preguntas cruciales sobre nuestras decisiones, valores y por supuesto, el futuro.
La historia de la IA contada por Yuval Noah Harari
En la primera parte del libro, Harari describe cómo la humanidad ha construido redes de información, desde relatos hasta documentos, y cómo, paradójicamente, estos nos han hecho más vulnerables al error y a la manipulación. La “fantasía de la infalibilidad” es una advertencia clara. Hoy en día, la confianza ciega en la tecnología nos expone a fallos que pueden tener consecuencias catastróficas.
Un aspecto particularmente relevante para los tiempos actuales es cómo Harari aborda la transición desde las redes humanas hacia las inorgánicas. Aquí, hace una distinción elemental entre un antes y el ahora; mientras que las imprentas, teléfonos y correos electrónicos simplemente facilitaban el flujo de información, los algoritmos y redes actuales no solo canalizan datos, sino que deciden y actúan en nuestro lugar. El concepto de incansabilidad en la red actual es escalofriante: las máquinas no descansan, no requieren pausas, y con esto, la humanidad empieza a verse presionada a mantenerse al ritmo incesante de estas nuevas entidades.
A esto se suma el factor de falibilidad de los sistemas. Aquí Harari plantea una verdad incómoda: los algoritmos y redes no solo pueden equivocarse, sino que lo hacen de manera sistemática y sin que la mayoría de los usuarios lo perciban. Es aquí donde el discurso mediático sobre la IA choca con la realidad que expone el libro. A menudo se promueve un entusiasmo desmedido por los avances en inteligencia artificial, pero Harari nos invita a mirar más allá del deslumbramiento inicial y a sopesar con cuidadosa cautela el poder que estos sistemas tienen sobre nuestras vidas.
Uno de los puntos más inquietantes del libro es cuando plantea la pregunta: ¿Podemos mantener todavía una conversación? El creciente poder de las máquinas pone en duda nuestra capacidad de tomar decisiones democráticas, y aquí Harari introduce una advertencia sobre los riesgos de caer en un “totalitarismo digital”. Los algoritmos, bajo el disfraz de eficiencia y neutralidad, podrían, si no vigilamos de cerca, reemplazar el juicio humano en áreas tan esenciales para la vida humana en sociedad como son la política y la gobernanza.
A lo largo del texto, Harari esboza una visión sombría de un “Telón de Silicio” (en analogía a la antigua “Cortina de Hierro”) que podría dividir al mundo, no por ideologías políticas, sino por acceso a la tecnología y al conocimiento. Esta nueva frontera entre quienes controlan los algoritmos y quienes dependen de ellos se convierte en un nuevo tipo de desigualdad global. El lector, como yo, se ve forzado a preguntarse si estamos listos para enfrentar estas divisiones o si seguiremos adelante sin cuestionar.
Un equilibrio necesario entre conexión y cordura.
Algunos de los detalles que me han sorprendido gratamente tienen que ver con cómo Harari logra equilibrar la reflexión crítica con una narrativa que no es enteramente pesimista. Al igual que Cher Ami, la paloma mensajera que aparece en la portada (cuya historia cuenta que salvó vidas al entregar un mensaje en medio de la segunda guerra mundial), la tecnología tiene el potencial de ser un puente facilitador de soluciones en tiempos de crisis. Sin embargo, ese potencial no está exento de riesgos, y es nuestra responsabilidad cuestionar y reflexionar sobre hacia dónde dirigimos nuestro avance tecnológico.
Desde lo personal, un punto que merece especial atención es el papel de los datos en la caja oscura de la inteligencia artificial. La hegemonía de los datos de origen, mayormente en inglés y provenientes del hemisferio norte, ha dejado de lado la riqueza cultural y local de otras regiones del mundo, como Latinoamérica. En particular, países como Chile, históricamente aislados, han quedado excluidos de estas narrativas globales. La inteligencia artificial que se entrena con datos que no reflejan nuestra diversidad está construyendo una visión incompleta y sesgada de la humanidad. Esto no solo perpetúa la invisibilización de nuestras culturas, sino que también limita el alcance de las soluciones que estas tecnologías pueden ofrecer a problemáticas locales.
¿Soluciones o nuevos problemas?
Es aquí donde surge una cuestión crítica: ¿a quién pertenecen los datos y quién decide cómo se usan? Este desequilibrio de poder es particularmente evidente cuando se consideran los problemas medioambientales relacionados con la inteligencia artificial. Los recursos que se consumen para entrenar estos modelos, desde electricidad hasta agua, están alcanzando niveles preocupantes. Empresas tecnológicas como Google y Microsoft ya consumen más electricidad que 100 países combinados, lo que deja una huella ecológica considerable. Además, el agua que se utiliza para refrigerar los centros de datos ha registrado aumentos alarmantes, mientras que las corporaciones parecen ocultar esta información al público, aunque indirectamente, lo publican en sus informes.
Así, la IA, mientras promete resolver problemas globales, parece estar creando otros de igual o mayor magnitud. Siendo éste un momento en que atestiguamos el auge de la IA, resulta necesario preguntarse a qué costo estamos dispuestos a avanzar. Y es en esta reflexión donde Nexus brilla con luz propia, al recordar que todo avance tecnológico viene con una responsabilidad implícita. No podemos celebrar los logros sin evaluar también las sombras que proyectan.
En lo personal, Nexus ha sido de una lectura fácil y reveladora. Harari, con su estructura acostumbrada y un continuismo transversal a sus obras que sorprende, nos recuerda que la tecnología, aunque fascinante y poderosa, debe ser abordada con mesura. Los medios de comunicación y la sociedad a menudo muestran un entusiasmo desenfrenado por el progreso tecnológico, pero debemos mantener un equilibrio en pos de la preservación de la cordura. Como apasionado de la tecnología, me alegra enormemente cada uno de los avances tecnológicos, a la vez que creo esencial poner en la balanza cada nuevo paso que damos para asegurar que nuestras decisiones sean justas, imparciales y sostenibles.
Desarrollo websites desde los 15 años. Me apasiona el diseño gráfico y los desafíos expresados en algún lenguaje de programación. Me gusta leer, escribir y oír música. Disfruto de los regalos sencillos de la vida, con una mirada crítica y revisionista de absolutamente todo lo que me rodea. Dios es fiel.
El avance tecnológico es fundamental en la sociedad actual, influyendo en todas las áreas de nuestras vidas, desde nuestra forma de trabajar hasta cómo aprendemos. Las instituciones de educación técnico-profesional se han transformado, de un tiempo a esta parte, en elementos esenciales para formar a futuros profesionales y preparar a los jóvenes para un mundo cada vez más digitalizado a la vez que logran nuevos horizontes de inclusión y progreso social. Como institución de educación técnico-profesional, INACAP ha asumido un importante rol de liderazgo para el cambio social y la promoción del desarrollo tecnológico en sus programas académicos.
Como ejemplo de lo anterior, cabe mencionar que para el próximo año, las y los estudiantes de la Sede Osorno tendrán la posibilidad de formarse en áreas como Animación Digital y Videojuegos, que representan una industria en crecimiento a nivel mundial y enfatizan la creatividad y el enfoque multidisciplinario necesarios en el siglo XXI. Esto preparará a nuestros estudiantes para el mercado laboral actual y futuro, fomentando la ya mencionada creatividad, la colaboración y la resolución de problemas, habilidades esenciales en un mundo cada vez más tecnológico. Dicho esto, enfatizo en la necesidad crucial que tenemos como sociedad, de alinear la oferta educativa con las habilidades para el siglo XXI, que van más allá de las competencias meramente técnicas e incluyen el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, la colaboración y la adaptabilidad, entre otras. Estas habilidades pueden ser potenciadas al integrar la tecnología de manera eficaz en la educación, generando en nuestras instituciones la necesidad de promover activamente la inclusión tecnológica en los programas académicos, no sólo como una herramienta, sino también como un medio para desarrollar habilidades clave.
Así, avanzamos hacia la formación de profesionales altamente calificados, impulsando la innovación, la creación de empleo y el crecimiento económico regional, a la vez que contribuimos desde nuestra función educativa y formadora al logro de objetivos de escala global, -como los ODS de la ONU-, a través de la aplicación de tecnología y la resolución de problemas con una mirada de compromiso local, pero a la vez teniendo presente el contexto global que la tecnología conlleva en su esencia.
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La música, cuando se hace de manera auténtica y apasionada, tiene el maravilloso poder de conectarnos con nuestras emociones más profundas. Hoy se lanzó el nuevo álbum de Los Bunkers, junto con un videoclip para el single “Noviembre” (que da el nombre al disco). El regalo musical de la banda, nos lleva en un viaje íntimo y conmovedor que abre con este tema y continúa con una serie de sonidos, algunos familiares y otros novedosos, pero todos muy bien ensamblados para nuestro disfrute. Del video en particular, se desprende una invitación a explorar la riqueza de los elementos, desde la nostálgica melodía hasta sus líricas, pasando por la elección del banjo como instrumento principal y la dirección del videoclip por STARBOY.
Desde los primeros acordes de “Noviembre,” nos sumergimos en una melodía que nos envuelve en una sensación de nostalgia y familiaridad. La elección de integrar el banjo como instrumento principal es un toque magistral. El banjo, con su sonido cálido y distintivo, se mezcla perfectamente con la voz principal y los coros, creando una atmósfera que evoca los primeros años de la banda. Esta decisión musical es un regalo para los seguidores que han estado con la banda desde el principio, recordándonos por qué apreciamos tanto su música en primer lugar.
Los coros en la canción añaden una capa adicional de profundidad y emoción. Nos hacen sentir como si estuviéramos cantando junto a la banda, creando una sensación de comunidad y conexión. Es un recordatorio de la magia que puede ocurrir cuando la música une a las personas en un solo coro de voces y emociones compartidas. Seguro, a futuro, corearemos con la banda, el pegadizo: “Y tarjarás noviembre, semanas antes de partir.”
El videoclip, cuidadosamente dirigido, es una obra de arte visual que merece ser apreciada. La elección de filmarlo en grises, con cuidados juegos de luces y sombras, crea una estética evocadora que nos sumerge en un mundo de sensaciones. La referencia a la pintura “Los Amantes” de René Magritte añade una capa de simbolismo y profundidad al video. La representación de la pareja deshaciéndose de los velos que ocultan sus rostros nos invita a reflexionar sobre identidad, intimidad y conexión a escala humana. La idea se entrelaza de manera conmovedora con la letra de la canción, que habla de buscar, encontrarse y revelar la verdad en medio de la noche.
La letra de “Noviembre” es poética y sugestiva. Habla de buscar al otro en los caminos, de luchar ilusionados contra los obstáculos y de la necesidad de hablar con sinceridad. Cada verso es como una página de un diario personal que revela los sentimientos más profundos y las experiencias compartidas en medio de la noche. La constante referencia a “noviembre” podría interpretarse como un símbolo de cambio, de transición, o incluso como un recordatorio de que, aunque el tiempo avance y las estaciones pasen, las emociones y las relaciones siguen siendo parte fundamental de nuestras vidas.
En “Noviembre”, Los Bunkers han logrado crear una obra que combina elementos musicales y visuales de manera magistral, evocando emociones y reflexiones en su audiencia, como si se tratase de un testimonio de la evolución y la madurez artística de la banda, al tiempo que rinde homenaje a sus raíces musicales. Por lo anterior, es fácil saber que el tema se convertirá en una joya más del nutrido repertorio de Los Bunkers. Recibo la canción y su videoclip como un regalo que recuerda la belleza y la magia de la música cuando se crea desde el corazón y se comparte con el mundo… el primer día de Noviembre.
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– Ya, pero te apurai -. Camila cortó la llamada y tiró el teléfono sobre la cama. La habitación estaba surtida de un sinfín de alhajas y maquillaje, que recorrían los muebles, las repisas, el piso, los colgantes de pared y cualquier otra superficie capaz de aguantar algo del desorden de la muchacha, dispuesta a todo menos a domesticar ese espacio que hace unos tres meses reclamaba como propio. El viejo caserón de calle Riquelme, apenas iluminado por la luminaria pública que a veces funcionaba y a veces no, servía ahora de refugio para ella. En su habitación soñaba despierta, mientras veía reflejado el logro de su trabajo en ese desorden. La esperanza de surgir, de ser alguien en la vida, como tantas veces le pidiera la tía Adela. Desde que se mudó a la ciudad, el discurso era luchar por y para sí misma, sin más consideración que el propio amor a las metas personales y la búsqueda del éxito a cualquier costo, inclusive de los amoríos y el tiempo libre.
En estos meses, con mucho sacrificio había logrado lo impensable. Pagar dos meses de arriendo por adelantado, comprar alimentos, ropa y utensilios, llegar puntualmente a cada una de sus clases en la universidad, ir al día en el pago de sus deudas y llamar sagradamente a sus padres, una vez por semana, los jueves, a las seis de la tarde.
Las llamadas tenían siempre el mismo tono. Hoy tampoco fue diferente. Tomó el teléfono, buscó el contacto, marcó y esperó con cara de nada. De pronto, le contesta la voz cansada de su padre.
– (Suspira) ¿Aló, Cami?… saludó el papá.
– Hola, papi, respondió ella, con tono apático y alto desgano.
– ¿Cómo estás, hijita? (de fondo, los platos de la cocina y el ambiente familiar se entremezclaban en una misma música, tan conocida y tan lejana ahora mismo para ella.).
– Bien, supongo – responde, como si ya le estuviera comenzando a molestar el cuestionario-.
– ¿Sólo supones?
– Sí, ya sabes, lo de siempre. Entre el trabajo, los estudios, las salidas, no me queda mucho tiempo para nada que no sea rutina.
– ¿Has comido bien esta semana? Recuerda que tu madre puede enviarte lo que quieras. Te apoyamos, pero pero no creas que hemos dejado de pensar en ti.
– Sí, más o menos. La verdad es que más que nada por falta de tiempo. Tengo lo suficiente. No necesito mucho para vivir, ya sabes como es.
De fondo, la madre interviene: -¿Cómo te ha ido en el trabajo?-
– Bien, ya saben, lo mismo de siempre.
– Lo mismo de siempre, lo mismo de siempre. Nunca contesta bien esta niñita, -dice la mujer entre dientes, pero lo suficientemente claro para que Camila haga una mueca al otro lado de la línea, mientras prepara su escueta respuesta-.
– Algunas veces. Pero siempre por poco tiempo. Ya saben que estoy lo bastante ocupada como para perder tiempo con amigos. Será más adelante, cuando tenga todo resuelto.
– Deberías socializar más, Cami. Es importante tener vida social. Nadie quiere que te enfermes por no tener gente alrededor.
– Lo sé, lo intento, dijo Camila, dando un largo suspiro que contradecía automáticamente su respuesta.
– ¿Necesitas algo? ¿plata o algo más?
– No, papá, ya te he dicho que puedo mantenerme sola.
– Solo queremos ayudarte, hijita.
– Lo sé, pero no necesito que estén siempre encima de mí.
– Solo nos preocupamos por ti.
– Lo sé, pero también necesito mi espacio.
– Está bien, lo entenderemos- dijo el padre, sabiendo de que llegaban nuevamente a un punto muerto.
– Gracias por eso, aunque todas las semanas es lo mismo- dijo Camila. Si quieren que siga llamando, tendrán que cambiar el repertorio. Agota.
Un largo silencio se cierne en la conversación. Ni Camila ni su padre se atreven a finalizar la incómoda y sosa conversación semanal. Si uno de ellos cuelga, el otro quedará con el corazón en la mano, lamentándose irremediablemente, pensando en lo largo que significa una semana cuando quieres mantener contacto con quienes quieres. Y viceversa, al otro lado estará la culpa acechando y cuestionando la decisión de cortar la llamada, la duda de lo que pudo haber sido una fructífera conversación y una reafirmación de lazos a distancia.
-Lo sé. Mucho pedir para estos tiempos-, piensa Camila, mientras corta la llamada antes que todo se vuelva aún más incómodo. Afuera suena una bocina larga y furiosa, como si el conductor hubiese tenido de pronto un paro cardiaco y su cabeza hubiese caído sobre la bocina. Camila se exalta, mientras una lágrima rueda por su mejilla esperanzada en que al otro lado entiendan de una vez lo difícil que es para ella separar este tiempo cada semana. Rápidamente coge el bolso, abre la puerta y dedica una mirada a su pieza, al desorden, al vacío, a sí misma. Cierra con cuidado, mientras la bocina no para de sonar. Se sonroja, nerviosa y enojada, por lo que darán que hablar esos bocinazos a todo el alcahueterío circundante. Viejas sapas, piensa, mientras baja las escaleras rápidamente y sale a la calle, encontrándose cara a cara con el frío invernal. Desde el auto, le hacen señas. Rubén, un joven rubio, de bigotes alocados, le mira sonriente, mientras le hace señas con la mano. Abre la ventanilla y le grita: – Ya po, Camila, apura la causa. No tenemos todo el día. El cliente ya llegó y está esperando. Camila, resignada, corre al SUV mal estacionado frente a la salida de vehículos, fuera del oscuro caserón y desde el auto se despide de su oscura ventana que parece mostrar una cara triste al verla cada vez más lejos, más pequeña.
– ¿Qué te pasó que demorabai tanto? Le saludó el muchacho.
– Nah, estaba conversando con los viejos– dijo ella.
– ¡Buena hora escogiste! Este otro debe estar desesperado. Recuerda que erís su tapadera durante todo este mes.
– Si sé- dijo Camila, recordando las otras veces en que ha estado en la misma situación, tapando agujeros, reparando platos rotos, haciendo de alma gemela, sustituyendo lo que falta para tantas y tantos que no tienen el coraje de buscarse una vida real, pero sí el suficiente dinero como para pagar por una de mentiras.
II
Mientras Camila y Rubén viajan en silencio por las calles de la ciudad, la chica piensa en su vida y en la de su cliente. Se acuerda del cuento que leyó cuando era niña, el del mendigo y el príncipe que cambian de lugar y viven la experiencia de conocer el otro lado de la moneda. ¡Eso mismo! -pensó- Eso es lo que estoy viviendo con estos pitucos tirados a decentes. Según ello, tienen todo resuelto, porque todo se paga. Pero la vida, el amor, el cariño, eso nunca. En todo orden de cosas soy mejor que ellos, porque conozco sus mentiras. Yo al menos doy cara, voy de frente. Bueno, ni tanto. Mis viejos no saben nada de esto.
Rubén la conoció en la facultad. A él, Camila le resultó lo suficientemente atractiva para el negocio, pero también lo suficientemente inferior como para relacionarse con ella más que por negocios. – En la vida, perrita, no se puede tener todo al mismo tiempo- le repetía de cuando en cuando a Camila, sólo para recordarse a sí mismo la conveniente posición que les cabía a ambos en el trato.
A Camila, Rubén le significó un salvavidas milagroso, un gol de media cancha, de esos que su papá gritaba a todo pulmón en la pequeña casa familiar. Cuando se acercó la primera vez, no supo diferenciarlo del resto de jotes que pululaban alrededor de las mechonas de primer año. Trató de correrlo sin suerte, porque Rubén era especialista en caer bien. Afinándose el bigote, se fue acercando cada vez más hasta que le dijo, pícaro y serio al mismo tiempo: -Creo que los dos podemos hacer muy buenos negocios, huachita. Conversemos al final de la clase-. Camila esperó a que todos salieran de clases y ahí mismo donde antes la hubiera abordado, tomó asiento y esperó, mientras encendía un cigarrillo para matar los minutos. No dio ni dos caladas cuando ya tenía frente a ella a Rubén, siempre sonriente, siempre astuto.
– Pensé que te irías- dijo el muchacho.
-Me quedé por lo del negocio-, dijo ella, convencida a medias de su falso tono de seguridad, ensayado para la ocasión a lo largo de su vida.
Mientras Rubén daba los detalles del negocio, Camila no daba crédito a lo que oía. Su vida cambiaría. No tendría que tomar dobles turnos en el almacén del barrio ni hacer el aseo de la casona en que vivía. Nunca se le hubiera ocurrido que su tiempo tuviera tanto valor para alguna gente. Bien decían sus padres que no tendría problemas en la vida, porque había salido linda, diferente al común y corriente de la gente del barrio, llamativa, pero fina. Lo de fina, en todo caso, se había ido diluyendo en el tiempo. En la facultad, ninguno de sus ademanes copiados de las teleseries y sus influencers favoritos, pasaban desapercibidos. Entre la gente adinerada, el club social era cerrado y para pertenecer había que darse a conocer, como el sobrino del obispo, llegando a clases en un Mercedes superior al auto de cualquiera de sus profesores. A pesar de ser del extremo sur de Chile, cayó enseguida muy bien en el engranaje social universitario.
Para ella era distinto. Su pelo, castaño claro, no alcanzaba a ser tan claro como para disimular su origen. La piel, en tanto, era un poco más morena que la del promedio de los socialité, por lo que nuevamente, su afán de pertenecer a ese grupo, estaba descontado de origen. En todo caso, no se quejaba de nada. Su arrastre era indiscutible, a la hora de ejercer sus artes de atracción y dominio, oficios que no se aprenden sino en la adolescencia y adultez.
El trato era simple. Nada de besos en la boca, pero sí abrazos y tomadas de la mano. De vez en cuando una mano en el muslo, para disimular la confianza. Boca cerrada la mayor parte del tiempo, sonrisa cortés, respuestas breves, libreto aprendido. Nada que pueda comprometer al cliente a tener que llevarla de nuevo. Nada que lo enamore. Nada que lo enfade. Complacer, complacer, complacer. A cambio, un botín que para ella era suculento. Cincuenta mil pesos por tres horas, de los cuales treinta mil iban para ella y veinte mil para su chofer/manager, como le gustaba presentarse a Rubén ante sus clientes. La agencia no tenía más de cuatro miembros y Rubén era quien hacía los contactos para todos. Un hombre, tres mujeres. No necesito más que eso y tiempo, se recordaba cada tanto, para vencer la tentación de expandir el negocio al borde de lo peligroso. Más que mal, la zona gris era previsible. Estaba en el límite de transformarse en el proxeneta de sus compañeros, pero a la vez, podía mirarse a sí mismo como indulgentemente solía hacer: como el héroe que les daría anécdotas, risas, dinero y roces con el mundo a muchachos que de otra forma, la tendrían más que difícil. No están los tiempos como para desperdiciar las oportunidades de la vida, solía repetirse.
Para Camila, las condiciones eran convenientes. Hasta el momento no había tenido mayores problemas en acompañar a compañeros de facultad y un par de desconocidos con recomendaciones. Había sido prima, hermana, amiga y polola de cada uno de esos mecenas mentirosos, dispuestos a todo con tal de no enfadar las expectativas de sus familias y amigos.
El trabajo es fácil y difícil al mismo tiempo. Fácil, porque los libretos a aprender son básicamente los mismos: ¿Cuál es mi nombre completo? ¿Cuál es mi lugar de nacimiento? ¿Qué color me gusta más? ¿En qué colegio estudié? ¿Cómo nos conocimos? ¿Cuál es mi comida favorita? ¿Cuánto tiempo llevamos? ¿Cuál fue nuestra primera impresión el uno del otro? ¿Qué alergias tengo? ¿Qué actividades o intereses compartimos? Y difícil, porque a veces las preguntas se tornan en: ¿Cuáles son sus planes para el futuro cercano? ¿Hay algún evento o proyecto que estén planeando juntos? ¿Qué metas tienen en común? Cuando las cosas decantaban por esos lugares incómodos, sabía que debía toser y dejar la respuesta en manos del cliente. A veces, traicionada por la emoción, comenzaba a responder desde las ansias de hacer bien el trabajo, pero al poco andar se acordaba de las condiciones y disculpándose con la mirada, tosía para dar el pase a quien ya tenía pensadas las mentiras de turno. Otras veces erraba en los modales, olvidando cómo sentarse, cómo masticar, sobre qué conversar, en qué momentos podía o no ir al baño. Los errores hacían que muchas veces mirara con altura crítica su quehacer.
– Mi trabajo es mentir, es cuidar, es proteger, acompañar y ser leal. Todo eso, todo al mismo tiempo – resume, mentalmente.
III
De sus clientes, hasta el momento el favorito para ella era Andrés. Tímido, reservado, buenmozo y gay. A ella no le importa. Lo acompaña fielmente a misa y al almuerzo dominical. Es la novia, como diría lanona, embelesada por la belleza morena de Camila. La abuela octogenaria no reparaba en detalles para la advenediza primera novia de Andrés. La mimaba con regalos y extras que Rubén pasaba por alto, siempre y cuando Andrés no reclamara nada. Hasta el momento, la tapadera funcionaba. Andrés era feliz viendo aliviados a sus padres y su abuela. Ya no habría necesidad de seguir buscándole compañía al niño, para evitar habladurías de las vecinas y las viejujas pechoñas de la misa. Todos veían a Andrés muy feliz, al lado de esa preciosa niñita que se había encontrado en la universidad.
Lo cierto es que sí se conocieron en la universidad, pero no como compañeros, sino presentados por Rubén. – Este es tu primer cliente, guagüi– le dijo, sonriente y resuelto, fingiendo centenaria confianza con Camila, que lo miró raro por eso de llamarle guagüi. Andrés estaba acompañado de su pareja, un chico pálido y menos sonriente que ninguno de los que ahí estaba. Él no entendía del todo la necesidad de tapar el sol con un dedo. Por su parte, todo estaba asumido. Gay hasta la médula, enamorado de Andrés y feliz de haberlo conocido. Su familia le apoyaba. Todo muy moderno y progresista, ad-hoc a los tiempos. Por parte de Andrés, claro, sabía que todo era el perfecto opuesto. Conservadores de tomo y lomo, defensores de valores rancios y de costumbres con espesas telarañas que no soportarían otra generación. Mientras tanto, la mesada de Andrés y sus ganancias de negocios se irían en beneficio de la paz y armonía, y de la muchachita, claro.
– Estamos entonces – dijo resuelto Rubén, una vez que habían detallado los más variados pormenores del trato, al lado del casino universitario.
Camila, estupefacta, pensaba en cómo no había cambiado mucho la esclavitud a lo que es en estos días. O de uniforme, o de arriendo, con horario libre o de lunes a viernes, terminas envuelto en un trato indecente, sobornando la vida con cada pago.
– ¡Claro! Y muchas gracias a ti y a Cami. De verdad no saben cuánto significa para nosotros este favor.
– Para eso estamos, perrín – dijo Rubén, mientras le guiñaba el ojo a Camila en un gesto de absurda complicidad.
Y lo cierto es que Andrés sí se había beneficiado del trato. De todos los clientes, era el que mejor se llevaba con Camila, siempre gentil y bien educado. Atento a los detalles y fingiendo al máximo el papel de buen novio y compañero. Camila disfrutaba de vez en cuando la sensación de sentirse querida y acompañada. De la nada, soñar despierta era una actividad recurrente que la invitaba a pensar en la realidad alternativa, donde ni ella se arrendaba ni la relación era una farsa. Había planes, matrimonio, una casa grande, un perro tonto corriendo por el verde prado y hasta hijos. Luego, volvía a su lugar, con estremecedora y agonizante sonrisa de nostalgia de algo que nunca tuvo ni tendría, al menos no con Andrés. A veces se permitía fantasear en voz alta con Andrés, que le seguía el juego, entretenido con la posibilidad de ser normal para su familia. La vida conservadora de los suyos le hacía trizas el corazón cada vez que se detenía a pensar en el futuro. Por lo pronto, arrendaba el presente, mientras rogaba por paciencia y tiempo a su novio real.
Rubén estacionó apresurado. Andrés esperaba inquieto, en la entrada de la casa, con un cigarrillo en la mano apenas encendido. Su mano temblaba y sus ojos estaban enrojecidos de tanto llorar.
– La cagué, Rubén, la cagué– dijo conmocionado antes que Rubén pusiera un pie fuera del auto. Camila se asustó, pensando en que la culpa era de ella, que por llamar a sus padres había descuidado a su mejor cliente, que las cuentas no se pagan solas, que tu responsabilidad es arrendarte a estos pitucos, que cómo se te ocurrió pensar en que la llamada era más importante. Rápidamente, corrió a abrazar a Andrés, que la abrazó con algo parecido a la desesperación, tal vez al amor.
Rubén encendió un cigarrillo y se dispuso a oír, más que mal así iniciaban todos sus tratos de negocio. Andrés se había descuidado y su familia se había enterado de todo. De su novio y la relación proscrita que mantenían en secreto, que el novio le llamaba a diario y que no era precisamente Camila quien se juntaba cada vez con él, sino el muchacho. La nona, decepcionada, le dijo que nunca más hablarían, que había muerto como nieto para ella, que lo único que esperaba es que Camilita no sufriera tanto como ella cuando se enterara.
Y esto era lo curioso: todo el mundo esa tarde esperaba a Camila. La reunión familiar no tenía novio, sino novia engañada. Ese era el rol dispuesto para ella hoy.
Camila, apenas entendiendo, se dispuso a apoyar a Andrés. Actuaría comprensiva y desconsolada. Daría todo por este cliente que en tres meses le había dado más que cualquier otro empleo en la vida. Hechas las cuentas, Camila y Andrés se dispusieron a entrar, mientras Rubén se alejaba, buscando mentalmente un reemplazo para un cliente menos, que era lo único esperable de toda esta situación.
Cuando entraron a la casa, no parecía la misma de cada domingo después de misa. Había un ambiente de silencio sordo, fuerte, que no permitía pensar con claridad. Avanzaron por el pasillo y llegó a la sala, donde toda la familia a excepción de la nona esperaba con cara fúnebre a la pareja.
– Camilita, qué bueno que llegaste – La madre de Andrés pretendió manejar la situación con un tono conciliador pero titubeante, mientras bebía nerviosamente agua de un vaso. Para Camila, el cuadro era inesperado. Nunca se habría atrevido a fantasear con un giro de esta calaña. Cerró el corazón, abrió la mente. Encendió la sagacidad que le había permitido sobrevivir bien todos estos años. La conversación giró en torno a lo esperado. La decepción de los padres, la felicidad de Andrecito, el qué dirán, el origen del trato de amistad con Camila, la falta de decoro y honestidad, que acaso no sabes que eso es como prostituirse hijitapordios.
Shock.
Camila corre descalza por las calles. Llega a su habitación. No tiene control del tiempo. No tiene control de nada. Desaparece bajo las sábanas y mantas de su cama.
Anochece.
Amanece.
IV
Han pasado tres años. Camila dejó de ver a Andrés, salvo en los pasillos de la universidad. Rubén no demoró en encontrar reemplazo y en cambiar las condiciones. Ahora Camila es prima de una profesora que no quiere estar sola frente a la sociedad, amiga de una anciana que necesita quien le acompañe a hacer las compras y sitter de los hijos de los amigos de Rubén. Esto último fue una innovación más acorde a un giro lícito del negocio. La vida le sonríe. Ahora cubre sus gastos, ahorra y le sobra dinero para arrendar buenos momentos. Pronto terminará sus estudios y se prepara con ansias para devorar el mundo, o al menos eso les transmite semanalmente a sus padres, orgullosos de la hija independiente que supo salir adelante por sus medios. En cuanto al orden de su departamento, cualquiera hubiera esperado mejores resultados. Camila es un caso perdido -o un caos hallado-.
En lo emocional, salvo raras excepciones, ha superado el trauma social, la parálisis moral y la culpa religiosa de su relación con Andrés. Ha madurado, abrazando las zonas grises y esperando lo mejor para todos, sin rencores.
En lo futuro, espera afrontar el mundo laboral con experiencia. Sabe que su pasado puede ser juzgado fácilmente. Pero también sabe que su labor no es menos compleja que la del abogado defendiendo lo indefendible o del contable reduciendo costos. Mientras camina rumbo a una nueva cita de arriendo, la brisa primaveral le alegra el rostro y hace vibrar los flecos del lindo vestido, estrenado para la ocasión. Al fin y al cabo todos somos un arriendo temporal de alguien más, se consuela.
Desarrollo websites desde los 15 años. Me apasiona el diseño gráfico y los desafíos expresados en algún lenguaje de programación. Me gusta leer, escribir y oír música. Disfruto de los regalos sencillos de la vida, con una mirada crítica y revisionista de absolutamente todo lo que me rodea. Dios es fiel.
La situación de la enseñanza media técnico profesional en Chile.
La educación media técnico-profesional (EMTP) en Chile ha sido un tema de interés y debate durante décadas. Desde sus inicios en los años 60’, hasta las reformas curriculares de los años 90’, se ha enfrentado a diversos problemas relacionados con su calidad y pertinencia, siendo la falta de actualización y pertinencia del currículo uno de los más importantes. Esto provoca un abismo de distancias entre la enseñanza impartida en los liceos técnicos y las necesidades del sector productivo, lo que, sumado a la deficiente disposición y organización de los recursos en las instituciones educativas versus las condiciones de trabajo actuales, dificulta la preparación adecuada de los estudiantes para el mundo laboral.
La baja orientación vocacional de los egresados de la EMTP, ha llevado a una alta tasa de desempleo lo que indica una falta de coherencia de la educación técnica con las necesidades del mercado laboral y la industria. Como soluciones posibles, se han propuesto diversas medidas, tales como la acreditación de especialidades impartidas y una mayor colaboración entre los liceos técnicos y las empresas.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer para mejorar la calidad y pertinencia de la EMTP en Chile y asegurar la inserción laboral efectiva de los graduados en sus respectivos campos de estudio. Según la revista Docencia (Colegio de Profesores A.G., 2007), la EMTP en Chile destaca por sus limitaciones y desafíos, necesitando una mayor actualización y pertinencia del currículo para avanzar en una conexión más sólida entre la educación técnica de diferentes niveles y las empresas, a fin mejorar la inserción laboral de los estudiantes titulados.
Por otra parte, de acuerdo a la Estrategia de la UNESCO para la Enseñanza y Formación Técnica y Profesional “Los países que han elaborado políticas y estrategias de EFTP han tenido un éxito dispar en su ejecución. La falta de capacidad y de asociaciones son problemas importantes en muchos de ellos”, (UNESCO, 2016), dando a entender que es fundamental generar trayectorias formativas y laborales eficaces y concordantes con las necesidades de la industria, entendiendo su constante evolución, acortando brechas entre la formación del aula y los requerimientos empresariales.
La agenda mundial busca impulsar la transformación digital, promoviendo el uso de tecnologías digitales y asegurando que todos los países puedan aprovechar sus beneficios, ayudando a definir las competencias necesarias, incluyendo las TIC y STEM, y apoyando la modernización de la educación y el reconocimiento de estas habilidades en el lugar de trabajo.
Una reflexión para el futuro.
Si bien la educación técnico-profesional en Chile ha sido criticada por su falta de actualización y pertinencia curricular, existen ejemplos de cambio que dan luces de esperanza para el futuro en instancias superiores. Por ejemplo, INACAP ha desarrollado iniciativas de pasantías y vinculación con el medio para sus estudiantes (2023). Las pasantías permiten a los estudiantes obtener experiencia laboral real y establecer contactos con empresas y empleadores potenciales.
La vinculación con el medio implica una conexión más sólida entre la educación técnica y las empresas, lo que mejora la calidad y pertinencia de los programas de estudios, ya que implementar convenios con empresas líderes en distintas industrias, permite a los estudiantes acceder a una formación más actualizada y acorde con las necesidades de la industria.
Esto muestra que es posible avanzar en una educación técnico-profesional de calidad que prepare a los estudiantes para el nuevo mercado laboral. Igualmente, con mayor colaboración entre instituciones educativas y empresas, además de una actualización pertinente del currículo, es posible cerrar la brecha entre la educación técnica en sus fases iniciales (EMTP) y las exigencias del sector productivo, asegurando una inserción laboral efectiva de los egresados en sus respectivas áreas de desempeño.
Palabras finales.
En conclusión, el análisis de la situación actual de la educación media técnico-profesional en Chile muestra que aún existen importantes desafíos que deben ser enfrentados para mejorar la calidad y pertinencia de la formación impartida. Se requiere una actualización constante del currículo y una mayor colaboración entre las instituciones educativas y las empresas para cerrar la brecha entre la formación y las necesidades del mercado laboral.
Asimismo, la implementación de políticas y estrategias de enseñanza y formación técnica y profesional por parte de los gobiernos, en concordancia con las necesidades y exigencias del mercado laboral, pueden contribuir a cerrar la brecha de capacidad y asociaciones que aún existen en muchos países.
En definitiva, se requiere un compromiso conjunto de los actores relevantes en la educación técnico-profesional en Chile, desde las instituciones educativas hasta las empresas y los gobiernos (o desde una mirada de Estado, aún más consistente y permanente), para avanzar hacia una formación más pertinente y actualizada, que prepare a los estudiantes para el mundo laboral y contribuya al desarrollo económico y social del país.
Bibliografía.
Colegio de Profesores A.G. (2007). Un primer acercamiento a la relegada Enseñanza Media Técnico Profesional. Docencia, Vol.31, p.34 – 43.
Desarrollo websites desde los 15 años. Me apasiona el diseño gráfico y los desafíos expresados en algún lenguaje de programación. Me gusta leer, escribir y oír música. Disfruto de los regalos sencillos de la vida, con una mirada crítica y revisionista de absolutamente todo lo que me rodea. Dios es fiel.
Hace unos días, Cristóbal Briceño lanzó un nuevo videoclip para su tema “La Mañana”, canción que abre el disco “Doler Crece”, publicado en 2022. Como es habitual en él, las referencias al imaginario religioso no se hicieron esperar y el cantautor entrega nuevamente una visión desgarradora de la cotidianeidad laboral y existencial. Para quienes ya estamos familiarizados con el estilo filoso y visceral de Briceño, el disco en sí es toda una experiencia.
El videoclip “La Mañana”
Y claro, el videoclip no deja lugar al azar y comienza con un plano sobre una biblia abierta. La pantalla difumina a negro y aparece la referencia clara, innegable, al pasaje bíblico que contemplaremos: Génesis 4, versículos 1 al 18; la historia de Caín y Abel.
La amistad y la rivalidad de la hermandad son retratadas de inmediato en medio de un paisaje marino, con el constante enfrentamiento de los hermanos protagonistas del plano, excepto en una escena en que ambos aparecen orando (?) a la usanza oriental. Comienza la canción. Los acordes iniciales del tema, y la voz desgarrada para anunciar un soleado amanecer dan paso a una serie de expresiones de ánimo para enfrentarlo. La secuencia es bellísima.
“Se quebró la mañana y se derramó como yema de huevo sobre mí su sol. Reverdecen mis ganas, me siento ancho y del mejor humor ¡Guau!, ¡ya!, ¡dice!”
Luego el ajetreo, las ganas de hacer, el trabajo bien hecho, la eficacia hecha canción: “y será bien servida, a puro boca a boca el local se llena”. El video muestra la comparación de las ofrendas del trabajo ejecutado. Mientras Caín presenta sus vegetales, Abel presenta un animal. El extraño personaje celestial dirime entre los hermanos y se inclina en favor del animal. Caín sale con su caja veggie, ofuscado, irritado, frustrado. El plano cambia a una secuencia en que Caín es confrontado por el personaje celestial, que le pregunta literalmente “¿por qué la mala cara?”. La idea de enfocarse en el trabajo y hacerlo bien, de dominar al pecado y de enseñorearse de lo malo para no caer se hacen palpables. Caín está condenado desde ya. La escena se acompaña del siguiente giro lírico:
“Es verdad, es un bajón, pero es real. Tú y yo no supimos hacer bailar las aguas. Entre los dos no hicimos uno. Voy palpando a tientas la pared y no doy con el interruptor”.
El video continúa con un Caín que llega fumando donde un atareado Abel que alimenta a las aves, recibe la invitación-desafío y se embarca en el viaje sin retorno. Con la excusa de orinar, Caín toma una piedra y ultima a su hermano. El relato bíblico sólo describe el acto homicida, sin adentrarse en los detalles del móvil (más allá de la aparente envidia causada por el decaimiento y desánimo de ver cómo la ofrenda animal se imponía sobre la vegetal) (cfr. 4:4-6). La piedra en el videoclip ha sido retratada en el arte bizantino y la tradición pictórica musulmana. En el folio 29 de la Biblia del Alba o de Arragel, en tanto, es una mordida en el cuello la que provoca el fratricidio.
Viene luego la escena de la huída y la confrontación, con las consiguientes maldiciones y protecciones que recibe Caín: expulsión de la tierra que habita, el irónico castigo al agricultor que no cosecharía nada y la misión de ser errante y vagabundo. Abrumado por el peso de la condena, recibe la marca o “señal” en la frente, para que nadie se atreva a molestarlo. Ya suficiente ha hecho Dios con el hijo de Eva y Samael, ¿no? La protección que recibe Caín se expresa en que, si alguien lo mata, recibirá septuplicado el castigo divino. El 7 es número de completitud y satisfacción; la perfección divina, en que Dios reposa de todo trabajo creacional y lo mismo manda a hacer al hombre respecto de su faena terrenal.
El errante Caín del video grita y corre desenfrenadamente, alternando paisajes de día y atardeceres para terminar enfrentado al sol poniente, sobre el que descansa la condena diaria de todo trabajador…
… lo que bien podría implicar una nueva marca de Caín, sobre todo si el video se lanza justo en el último día del mes de asueto chileno, dando la perfecta y condenada bienvenida a las obligaciones de marzo, lo que lo hace más personal y molesto, como un dios maldiciendo a Caín.
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En Chile, la educación religiosa ha desempeñado un rol esencial en el desarrollo de la sociedad. Desde los inicios de la vida republicana, cuando el Estado era plenamente confesante y adscrito a la Iglesia Católica, la religión era parte fundamental de la vida cívica. Sin embargo, la transformación de la sociedad chilena y la influencia de grupos laicos llevaron a que la Constitución de 1925 estableciera una separación entre la iglesia y el Estado. Aunque las iglesias ya no tienen poder de decisión, siguen teniendo el derecho de expresar una opinión libre sobre asuntos públicos. En palabras del académico e investigador René Cortínez (Centro de Derecho y Religión de la Facultad de Derecho UC), las religiones y creencias de los chilenos han tenido un papel importante en los principales desafíos del país, desde la mediación en conflictos políticos, como el caso del Beagle, hasta la defensa y promoción de la cultura de los pueblos originarios. Por lo tanto, no es sorprendente que sus constituciones traten el estatus de la religión desde el principio. (Osorio, s.f).
Así, el desarrollo de la educación religiosa en Chile, ha estado enfocado en su función educativo-religiosa, sin abordar el componente histórico-filosófico de las religiones. Esta falta de un enfoque pluralista ha provocado que la tolerancia y el respeto por las diferentes manifestaciones de la espiritualidad -incluyendo al humanismo y el ateísmo- no sean parte de la enseñanza. Por eso, es necesario tender a un modelo de educación religiosa que aborde estos aspectos, enfatizando en la necesidad de promover la inclusión de todos los creyentes y no creyentes en la misma. Esto permitirá evolucionar hacia una educación que aborde la espiritualidad desde un enfoque más profundo y pluralista.
Para sustentar esta tesis, se comenzará con una breve descripción histórica del desarrollo religioso y demográfico de Chile. Luego, se desarrollarán argumentos en defensa de la aceptación, respeto y tolerancia que una educación pluralista aventaja sobre una educación confesante, pasando por la idea de la espiritualidad humana como base sustancial de una buena convivencia cívica, entendiendo que tanto creyentes como no creyentes debiesen estar bajo el alero educativo formal amparado por la Constitución y leyes vigentes. Como contraparte, se presentarán argumentos de defensa a la educación confesional
actualmente presente en el sistema educativo formal, desde el punto de vista de quienes defienden su pluralismo y diversidad actual, en aras de la libertad de enseñanza y libertad religiosa, lo que se presentará como una “paradoja de la libertad”. Se concluirá con el apoyo a la idea de la necesidad de replantear el sentido y alcance de nuestra educación religiosa, proponiendo para ello, posturas humanistas integradoras y conciliadoras de las distintas aproximaciones espirituales existentes.
De una religión a varias religiones.
En términos históricos, el cristianismo ha sido la religión dominante en Chile desde la época colonial, cuando fue introducida por los colonizadores españoles. Durante muchos años, la mayoría de la población chilena se identificó como católica, y la iglesia católica jugó un papel importante en la vida social y política del país. En su Artículo 5°, la carta magna de ese entonces disponía: “la relijión de la República de Chile es la Católica Apostólica y Romana, con esclusión del ejercicio público de cualquiera otra”. (Biblioteca del Congreso Nacional, [BCN], 2022). Sin embargo, en las últimas décadas se ha observado un cambio en esta tendencia, con un aumento en la diversidad religiosa y una disminución en el número de personas que se identifican como católicas. En el libro “La estampida de los fieles”, Juan Guillermo Prado utiliza los censos para describir la evolución de las opciones religiosas de los chilenos desde 1895 hasta 2002.
Un factor importante en este cambio ha sido el aumento en la inmigración a Chile, ya que muchos de los inmigrantes provienen de países con diferentes tradiciones religiosas y han traído sus propias prácticas y creencias religiosas al país. Esto ha contribuido a un aumento en el número de personas que practican otras religiones, como el islam, el judaísmo y otras religiones orientales. Además, también se ha observado un aumento en el número de personas que se identifican como no religiosas, ya sea por elección personal o por falta de interés en la religión. (Instituto Nacional de Estadísticas [INE], 2017).
En resumen, la evolución de la demografía religiosa en Chile ha sido un cambio hacia una mayor diversidad religiosa, con un aumento en el número de personas que practican religiones diferentes al cristianismo y una disminución en el número de personas que se identifican como católicas.
La paradoja de la libertad de enseñanza.
La educación religiosa en Chile se enfoca en la trasmisión de la doctrina y en la enseñanza de los principios de una determinada religión, sin tomar en cuenta el componente histórico-filosófico de las religiones y la variedad de creencias existentes. Esta perspectiva provoca que la educación religiosa en Chile no promueva la tolerancia y el respeto por las diferentes manifestaciones de la espiritualidad, ni la inclusión de todos los creyentes y no creyentes en la misma. Paradójicamente, es esta misma voz de inclusión, diversidad y tolerancia a la que distintas organizaciones religiosas hacen referencia cuando de levantar su voz en defensa de la libertad de enseñanza o libertad religiosa se trata.
En efecto, el Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, determina que la neutralidad religiosa en una sociedad plural puede entenderse de dos maneras: como la ausencia de religión en el espacio público, especialmente en los establecimientos educativos, o como un aspecto inherente al proceso educativo que reconoce la diversidad y libertad de los padres. La primera opción se relaciona con el laicismo, entendido como un mandato que excluye la religión del espacio público y relega su práctica a la privacidad. La segunda opción, en cambio, se relaciona con la laicidad, entendida como una forma en la que el Estado permite y fomenta el libre ejercicio de las religiones, incluso en el ámbito educativo. (Celis, A. y Zárate, S., 2015.)
Para quienes defienden la idea de una educación religiosa basada en la libre elección y la libertad de enseñanza, obedeciendo a la condición de Estado subsidiario al que está relegada la institucionalidad respecto de la educación en sí misma, la sola idea de presentar un nuevo modelo de educación no religiosa, sino basada en principios humanistas que den a entender el fenómeno religioso en su amplio espectro, constituye una amenaza a la que necesariamente tendrán que hacer frente bajo defensa jurídica y argumental. (Martínez-Torrón, J., 2014).
Una propuesta al futuro.
La educación religiosa chilena debería tender a un modelo de educación que aborde el componente histórico-filosófico de las religiones. Esto permitiría que los estudiantes puedan aprender acerca de la historia, los principios y los valores de las diferentes religiones, así como también de la naturaleza de la espiritualidad humana. Además, esto contribuirá a promover la tolerancia y el respeto por las diferentes manifestaciones de la espiritualidad, incluyendo al humanismo y el ateísmo. Un enfoque de educación religiosa que aborde el componente histórico-filosófico de las religiones permitirá que los estudiantes desarrollen una mayor comprensión de las diferentes religiones. Esto contribuiría a promover una mayor aceptación y respeto hacia el otro, así como también la tolerancia.
Es evidente que en Chile, la educación religiosa no ha abordado el componente histórico-filosófico de las religiones. Esto ha provocado que la tolerancia y el respeto por las diferentes manifestaciones de la espiritualidad -incluyendo al humanismo y el ateísmo- no sean parte de la enseñanza lo que necesariamente conlleva a una situación en la que la discriminación religiosa sigue siendo una realidad, planteando un real desafío a la libertad de enseñanza, la inclusión y la tolerancia y no discriminación que tanto ha costado construir como sociedad a lo largo de siglos de vida independiente.
Referencias.
Biblioteca del Congreso Nacional [BCN] (1833). Constitución Política de la República de Chile. Santiago, Chile.
Celis, A., & Zárate, S. (2015). Temas de la Agenda Pública: Libertad de enseñanza y libertad religiosa: los establecimientos escolares con orientación religiosa en Chile. (Vol. 10, N°84). Centro UC de Políticas Públicas, Chile.
Instituto Nacional de Estadísticas [INE] (2017). Censo de población y vivienda 2017. Santiago, Chile.
Martínez-Torrón, J., (2014). Religious pluralisim. The case of the European Court of Human Rights.
Desarrollo websites desde los 15 años. Me apasiona el diseño gráfico y los desafíos expresados en algún lenguaje de programación. Me gusta leer, escribir y oír música. Disfruto de los regalos sencillos de la vida, con una mirada crítica y revisionista de absolutamente todo lo que me rodea. Dios es fiel.
Inktober es una iniciativa del ilustrador y animador Jake Parker, quien quiso darse a sí mismo un desafío personal y profesional, para lo que aprovechó todo el mes de Octubre de 2009 realizando dibujos en torno a un concepto diario.